Un robo en tu vivienda va a dejar dos tipos de secuelas.
Por un lado unas secuelas materiales. Desperfectos en la vivienda, y en los muebles, pérdida de pertenencias, cambios de cerraduras, cristales, necesidad de poner rejas, etc. Esto es lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en que podemos sufrir un robo, pero pocas veces pensamos en las secuelas psicológicas.
Un robo en una vivienda también tiene secuelas psicológicas para las víctimas que las sufren. Sensación de inseguridad, desprotección y miedo, que la mayoría de las veces hace que sea difícil permanecer en la vivienda durante un tiempo.
Las principales secuelas que pueden tener las personas que han sufrido un robo en su vivienda son las siguientes:
1.- Sensación de inseguridad
Es la consecuencia más común que se sufre y está directamente relacionada con los hechos. Más incluso si el robo ha sido con la persona que lo sufre dentro de la vivienda y se ha realizado con violencia. Normalmente todos consideramos nuestra vivienda como un espacio seguro. Cuando esa seguridad ha resultado violada, perdemos esa sensación de seguridad, que podrá ser más o menos grave dependiendo de cómo hayan sucedido los hechos y del carácter de cada persona.
2.- Sensación de desprotección
Hay gente que puede pensar que es lo mismo que la inseguridad, pero va un paso más allá. Puede llagar a afectar a la persona que ha sufrido un robo en cualquier parte, no sólo en su vivienda, se extiende esa sensación de inseguridad a otros espacios en los que se desarrolla la vida diaria como el vehículo, el lugar de trabajo, otras viviendas o incluso en la calle.
3.- Episodios de ansiedad
La tensión que genera las situaciones de inseguridad puede generar en muchos casos episodios o crisis de ansiedad que pueden aparecer enseguida después del robo, o después de un tiempo incluso cuando ya casi ni se recuerde exactamente lo que ocurrió. Es importante tratarse desde el primer momento y estar atento por si la reacción es tardía para poder superar lo ocurrido y volver a la normalidad
4.- Estrés postraumático
Esta es una de las secuelas más graves de un robo en la vivienda. Las manifestaciones son principalmente, angustia aguda sobre lo que ha sucedido, insensibilidad o pérdida de interés por las actividades de la vida cotidiana o aficiones que antes de lo ocurrido entusiasmaban a la persona.
5.- Insomnio
Todos los puntos indicados anteriormente, suelen traer junto con ellos problemas de sueño que se terminan transformando en irritabilidad, necesidad excesiva de control o episodios de miedo e incluso de llanto incontrolados por la tensión. Asimismo, muchas veces, la víctima se despierta con pesadillas recordando lo sucedido y con la ansiedad ya no puede volver a reconciliar el sueño.
6.- Imposibilidad de regresar al domicilio
Si todos los puntos anteriores persisten en el tiempo es posible que incluso se llegue a generar el miedo de volver a residir en la vivienda en la que se encuentran mal y donde asocian un peligro o una sensación que no quieren volver a sufrir. Esta es una de las consecuencias más graves y que van a necesitar de un tratamiento psicológico más continuado y exhaustivo, aparte de la aplicación de medidas de seguridad que permitan a la persona que ha sufrido estos robos más seguros en su vivienda y en su entorno.
Lo más efectivo para combatir estos efectos negativos de un robo es la prevención de los mismos. Aumentar la seguridad de la vivienda, y no sólo de la vivienda, sino del entorno en el que se vive. Una buena idea para disminuir estos delitos es instalar un sistema de control de accesos seguro que evite que puedan entrar desconocidos a un Residencial o Condominio y por tanto a cualquiera de las viviendas que lo componen.
BLMResidencial dispone de un sistema de control de accesos, en el que se indica las personas que pueden acceder y en qué horarios, limitando de esta forma las posibilidades de sufrir cualquier robo.
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